lunes, 10 de agosto de 2009

Los Alunados


Ya no es de nadie, ni es luna,

la luna que ahora nos sale;

porque es un círculo sólo,

sólo un círculo errante

La luna, esa ventana hacia lo desconocido, nostalgia de los desvelados, protagonista de versos y canciones, apacible y callada, siempre ahí, sólo observa.
Creo que nosotros, los alunados, nos parecemos a la luna, o al menos, transitamos sus fases.
Algunas veces no estamos, o mejor dicho no nos ven; son esos momentos en que nos sentimos un puntito diminuto en este mundo del revés, que todo nos pasa por al lado o nos esquiva y sigue de largo. Y andamos novilunios buscando un poquito de admiración y afecto.
Otras, atravesamos períodos de avance y crecimiento; ésto sucede cuando nuestra existencia se desarrolla siguiendo un rumbo, cuando avanzamos con pasos seguros hacia una meta, perfectamente alineados con el universo.
Unas cuantas más retrocedemos; entramos en cuarto menguante, es decir, las cosas no funcionan como quisiéramos y caminamos algo desorientados y a tientas. Los temores nos invaden y la sensación de frustración no nos abandona.
Y al fin, algunas escasas y anheladas ocasiones estamos completos, satisfechos, maravillosamente plenos. Es nuestra luna llena, nos sentimos realizados y felices.
Son nuestros ciclos, nuestros cambios, momentos y altibajos. De eso se trata, y es quizá lo que nos cuesta comprender. Siempre apuntamos a estar como luna llena, y nuestra vida se transforma en una alocada carrera para lograrlo. Y en el sendero, nos perdimos lo fundamental, que fueron esos pequeños, esperados y preciosos instantes de felicidad. Pasaron, los vivimos, pero sin la certeza de que eran únicos y perfectos momentos de plenilunio. Después de ocurridos, tal vez, podemos imaginar que eran lo que buscábamos tan insesantemente.
También, como la luna, tenemos una cara oculta, ese costado intensamente íntimo y escondido, que nadie conoce porque nunca dejamos ver. Es nuestro lado oscuro que aún a nosotros mismos nos cuesta incorporar y aceptar.

Mutamos constantemente, venimos, damos, esperamos, retrocedemos, mejoramos, nos perdemos, rotamos y como la luna, volvemos a empezar.

Nosotros, los errantes alunados, sí que nos parecemos a la luna, pero llevamos dentro, algo que ella nunca tuvo ni tendrá, que es nuestra propia luz, y esa es su envidia.




4 comentarios:

  1. Excelente aplicación de las fases de la luna a la personalidad. ¡Muy interesante!
    En lo personal, la luna siempre me produjo una fascinación inexplicable que hace que cuando la descubro no puedo dejar de observarla. Algún poder mágico debe tener, esa misma fuerza invisible que mueve a las mareas.
    Quiero compartir un link que encontré con temas musicales en los que la luna es mencionada: http://micro.signosbajolaluna.com/post/140529569/citas-de-la-luna-con-los-luceros-la-verdad

    ResponderEliminar
  2. Gracias!!!!!! me encantó tu comentario, me pasa lo mismo, alguna magia tiene la luna y está ahi por algo más....gracias otra vez y por el link!!

    ResponderEliminar
  3. Es muy cierto lo de las fases lunares,comparada con nuestras experiencias de vida.
    Para mi, de chica, siempre fue un misterio, descubrir que había adentro, quién la habitaba...imaginaba muchas cosas cuando miraba la luna.
    Ahora es una palabra recurrente cuando escribo poesía, por lo que convoca, lo que connota, por la sonoridad de la palabra...me gusta usarla, aunque ya la hayan usados infinitas veces otros, cada uno le da un nuevo sentido, como el que le diste vos acá.
    (y ¡ojo!es muy interesante encontrar la luna llena, mientras no se aparezca el lobizón)
    Besos

    ResponderEliminar
  4. La luna produce esa extraña y misteriosa fascinación viste? y es musa inspiradora también. Ahora, lo del lobizón no lo había pensado, muy interesante también!, todo depende de cuanto miedo le tengamos!! Gracias por leerme SIl y por tu comentario!!

    ResponderEliminar