miércoles, 27 de octubre de 2010

Palabras revueltas


Hoy quise reunir palabras
y lo intenté sin sentido
tampoco quise obligarlas,
que se unieran sin motivo.

Las vi juntas y revueltas
y no pude encadenarlas
eligieron volar sueltas
y yo me negué a dejarlas.

Si me dieran la ocasión
para poder yo ligarlas
si estarían a mi alcance
si me dejaran pensarlas.

Tal vez su mensaje dieran
un alivio en tanto ruido
algún canto en primavera
o algún sueño compartido.

Son mis musas más vitales
y no dicen esparcidas
intuitivas, naturales,
hoy me parecen dormidas.

No me rindo y aún buscando
entenderlas así sueltas,
me atrevo y sigo explorando
pero siguen muy revueltas.

Cada una por su lado
Inquietas, desordenadas
con su secreto guardado
vacías y alborotadas.

No quiero ya presionarlas
a una inspiración forzada
calladas pienso dejarlas
si hoy no quieren decir nada.

domingo, 16 de mayo de 2010

Amas de casa desbordadas

A veces me pregunto si la tarea de amas de casa es un trabajo digno. Tanto aquellas mujeres que lo hacen con exclusividad como aquellas que trabajamos en alguna otra cosa y lo hacemos casi con exclusividad también, ¿tendremos un trabajo digno?. Se trata realmente de una labor muy laboriosa, dedicada y...¡ agotadora!, ni hablar si en la casa merodean esos pequeños seres que amamos más que a nuestras vidas y que son nuestros hijos. No sé si les pasa a ustedes, pero cuando están en medio de alguna de estas actividades, entiéndase, cocinar, lavar los platos, hacer las camas mientras miramos la tarea del colegio, damos una barridita, siempre veloz, mientras levantamos la ropa seca y pensamos en la cena, ponemos un lavarropas, atendemos el teléfono y organizamos horarios y rutina del día, no se preguntan ¿cuando llegará el franco? Y cuando en ese precioso instante en que hallamos un claro, y nos sentamos silenciosas, casi sin respirar ni pensar, para que no noten nuestra presencia, las llaman o piden algo, ¿se preguntan sobre el carácter vitalicio de nuestra interminable ocupación?. Yo sí, y a veces siento que merecemos una valoración constante e infinita por nuestra sacrificada entrega, una recompensa de cualquier tipo. Y definitivamente, ¡un descanso!, porque las vacaciones no lo son, se trata de un traslado de tareas a un lindo lugar, pero... ¡no las podemos dejar nunca!. Son como fieles seguidoras que nos acompañan adonde vamos...nada más leal que ellas. Hay momentos en que llevamos a cabo este quehacer con sumisión, sin quejarnos, casi como ovejitas resignadas, pero en muchos otros nos sentimos embarcadas en una locura cotidiana que termina para volver a comenzar casi simultáneamente. Sabemos que en general nos corresponde dicha obligación hogareña, es natural a nuestro género, vaya a saber por qué extraña costumbre milenaria, cultura tradicional que nos achacó semejante rol. Es una especie de título heredado que se obtiene sin estudiar y se aprende con la práctica y sin red ¿Habrá acaso alguna mujer, o mujer y madre que disfruta con ella? No es mi caso mis queridas colegas de la vida. Soy de la idea que es mucha cosa para una sola e indefensa persona y que es completamente lógico sentirnos superadas a veces. Por eso mujeres... no se sientan frustradas si tienen ganas de viajar al espacio en algunas ocasiones porque tanta responsabilidad desborda y desequilibra. Hay que encontrar nuestro momento, sólo nuestro, y regalarnos algo de paz para nuestra alma y liberar así nuestra mente. Nos lo merecemos sin dudas. Eso y pedir ayuda o saber delegar a tiempo sirve también. Para que nuestro trabajo diario de reinas del hogar, amas y señoras de casa, dedicadas full time, sin domingos ni feriados, sea más llevadero.
Y como diría Normita, mamá de una querida amiga, hay que hacer las cosas con "mucho amor" para que salgan bien y no se transformen en una tortura. Debo reconocer que trato de implementar sus dichos pero me cuesta mucho, sobre todo cuando me peleo con la aspiradora* o se me quema la comida o cuando el día se vuela cual estrella fugaz... al menos el intento vale para mi.
* El tema aspiradora merece una mención especial ya que tengo un asunto personal con ella, sé que tiene vida propia y que me odia en secreto, ¿será porque rompí sus pequeñas ruedas o porque quebré su manguera varias veces? no sé...pero nuestra relación no tiene arreglo y juro que me esmeré por revertirla...
Con amor, como hacían nuestras abuelas, o al menos eso dicen... sin saber si alguien alguna vez les preguntó si estaban contentas y satisfechas, si eran amorosas dueñas y señoras o sólo disimulaban y estaban ¡secretamente desbordadas!....

lunes, 18 de enero de 2010

Mi pueblito perdido

En un pueblito remoto, perdido en el tiempo y en las miradas, alguien se levanta cada día. Ese es su lugar, eso siente, y quizá ni se pregunta que hay más allá de las montañas verdosas. El sol le alcanza y el aire limpio le sobra. Tal vez le gustaría conocer el mundo, o no. Millones de lugares escondidos para nosotros que son, cada nueva mañana. Transcurren muchas vidas, así, sin llamar mucho la atención o casi nada, simples y calladas. Para sus pobladores ese es su espacio. Lo conocen muy bien, allí nacieron y jugaron, lloraron y festejaron, se encontraron y despidieron algunos para descubrir nuevos horizontes. Yo me pregunto por esos pueblitos olvidados. Qué lindo imaginar sus días. Si hasta casi puedo ver uno, cargado de árboles y casitas bajas, con caminos que imitan calles, sinuosos y coloridos. Veo gente de trabajo y animales por todos lados. También un cielo libre y lejano, y una paz que invita a quedarse. Puedo oír sus tardes apacibles y me inundo con sus claros aromas. Si hasta me siento caminando por su modesta placita, ahí justo frente a la iglesia. Miro más allá y puedo apreciar la puesta del sol, e incluso parece que eligiera ese lugar para esconderse orgulloso y radiante todavía. La calma me acompaña y marca mis pasos quietos. Miradas curiosas me dan la bienvenida. Si, qué lindo soñar con su paisaje iluminado y disfrutar sus minutos sin prisa. Tan sólo si supiera cómo llegar a él. Porque sé que existe ese pueblito postergado en algún rincón del mundo, dando vida y despertando cada mañana. Los invito a conocerlo, cierren sus ojos e imaginen...