miércoles, 18 de noviembre de 2009

La foto de Anemy

Anemy era una chica fuera de lo común. Ella no se sentía parte de la realidad y vivía un pasar de ensueños con sus particulares intereses. Daba la sensación de que pertenecía a alguna época pasada. Siempre habían despertado en ella una extraña fascinación las antigüas fotos en blanco y negro de su abuela y otros familiares lejanos, y aún aquellas que se encontraban en viejos periódicos donde se podían ver a personas rodeando un hecho importante, en algún desconocido lugar en tiempos lejanos. Tenía totalmente prohibido abrir los viejos y empolvados cajones del cuarto de huésped en donde estaban celosamente guardadas. De todas maneras Anemy insistía una y otra vez y pasaba gran parte del día observándolas a escondidas. Imaginaba concentrada qué sentirían esas personas en el momento de ser inmortalizadas en la fotografía. Fijaba su atención en los rostros, sonrisas y expresiones de cada personaje. Y había una especial para ella. No reconocía a nadie, pero se trataba de una especie de reunión o festejo donde parecía que todos se estaban divirtiendo y en un rincón del salón, casi mirando en detalle, había una pequeña niña muy acongojada y ajena a la situación. Se esmeraba por intentar descifrar el por qué de su solitaria angustia. Notaba que tenía sus ojos fijos en los de ella como pidiendo su ayuda y esta revelación se convirtió en una obsesión en su vida, en la misma razón de su existir. Creía que la niña desconocida había quedado atrapada en ese espacio al tomarse la foto y que su pena se debía a eso. Sintió que su misión era liberarla de esa prisión de papel y devolverle el brillo de su mirada. Había momentos en que tenía que abandonar su aventura porque escuchaba pasos cercanos y debía retirarse de la escena y volver a su rutinaria existencia. Pero pronto regresaba. Y volvía a involucrarse en su encrucijada incansablemente, . Una tarde, de aquellas silenciosas de domingo en que solo se oían cantares de naturaleza, Anemy quiso ir por más y se prometió que lograría su cometido. Se puso su vestido blanco, se recostó sobre la mullida cama con la foto apretada contra su pecho, meditó mucho y un poco más, luego fijó su mirada en la de la niña. De a ratos parecía como que entraba en trance o en una regresión o quizá en un sueño profundo. Estaba sudorosa y agitada y ya casi se percibía lejos de ahí, fuera de ese cuerpo y de esa época. Se sentía plena en ese estado. Y en un instante, como en un flash repentino, ocurrió lo inesperado, o lo anhelado por Anemy que se quedó como adormecida. Su abuela entró al cuarto y ella no se movía, estaba muy pálida e inerte con un halo de paz y tranquilidad a su alrededor. Ya no estaba ahí, sólo su cuerpo quedaba y el recuerdo de una misteriosa chica, sensible y fuera de lo común. La foto en blanco y negro permanecía contra su pecho. Si se la miraba rápidamente, nada parecía haber cambiado en ella, pero si se la contemplaba con mayor atención, se podía visualizar el salón adornado para un festejo, las personas sonrientes y animadas y en el fondo del lugar a dos niñas tomadas de la mano, con sus miradas resplandecientes de luz, capturadas para siempre en ese instante.

4 comentarios:

  1. Muy bueno tu cuento fantástico. Disfruté de la creación del clímax y en especial del final inesperado y sorprendente.

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  2. Gracias Mari!! voy a seguir con los cuentos, me transportan y me gustan mucho!! Y nacen a partir de inquietudes personales que se trasladan a mis personajes. Como te había dicho el nombre ANEMY, es en homenaje a las abuelas Antonia y Emilia...

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  3. muy bueno!!! no lo había leído, siempre fuiste buena para la narrativa, me gustó de verdad y me recordaron a unos cuentos de Silvina Ocampo, que es una gran escritora y tiene textos de ese estilo.
    Seguí con los cuentos!

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  4. Gracias Sil!! que bueno que te haya gustado. Nunca leí a Silvina Ocampo pero lo voy a hacer. Ahora estoy leyendo a Cortázar, Final del juego, extraños pero interesantes cuentos. Voy a seguir con los cuentos, espero que vuelva la inspiración! Te mando un beso grande y gracias!

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